Comida y meditación


Y no me refiero precisamente al libro "Comer, rezar y amar" de Elizabeth Gilbert, y aunque de alguna manera influyo, más bien lo que me sucedió es que ayer en la noche (benditas noches!) me puse a reflexionar en lo hermoso y delicioso que es comer de una manera sana y sensata, de hecho una vez comente en mi Twitter y lo repito aquí que sino fuera tan pésima cocinera yo sería chef. Se que suena algo raro pero en mi caso muy personal es bastante cierto, ya que yo adoro todo lo que se refiere a la comida y a cocinar, aunque he de reconocer no sin algo de pesar que no soy muy buena en ello, ya que me falla el sazón y la creatividad que se me va extinguiendo conforme pasa la semana y me hago la pregunta del millón: ¿Qué voy a hacer de comer hoy? pero bueno fuera de este pequeñisimo detalle me doy a mi misma el beneficio de ser una cocinera neófita entusiasta, de las que ve cuanto programa de cocina hay (Iron Chef America, Rachel Ray, Top chef, etc.) y que colecciono con gran fervor revistas de Cocina Fácil para así al menos hacerme la ilusión que soy bien fregona en las artes culinarias, lo cual no es exactamente muy apegado a la realidad pero al menos es un buen consuelo.

Pero bueno retomando el tema del título de mi post, y como les estaba contando, ayer en la noche repasando acerca de mi gusto sobre la comida y leyendo el libro arriba mencionado me dí cuenta de algo quizás no muy excepcional pero que me pareció maravilloso: Lo poco que reflexionamos a la hora de comer. No se me asusten, no me refiero a andar haciendo mantras o meditaciones profundas mientras masticamos, a lo que me refiero sencillamente es a lo muy poco que tomamos conciencia a la hora de digerir y comer con los sentidos puestos en lo que nos metemos a la boca.

Dejen me explico mejor: Comer suele ser una rutina tan común entre nosotras que díganme si no, rara vez comemos de una manera relajada, concentrada e inteligente cada pedazo de alimento considerando que al hacerlo, no es simplemente para satisfacer una necesidad básica, sino el mismo hecho de nutrirnos de adentro hacia afuera purificando nuestro organismo proporcionándole lo que necesitamos para poder rendir durante nuestro día. Y el problema empieza no solo en lo que comemos sino más bien en como lo comemos. Se habla tanto de el conteo de calorías, las dietas quema grasa, los alimentos que son malos, que la simple y llana verdad es que todo se reduce a una sola cosa: No sabemos comer con conciencia.

Comer es un arte y como tal hay que tomarlo con respeto y sabiduría. No existen para mí en realidad vegetales o frutas malas o buenas, ya que todo lo natural nos ha sido dado para disfrutarlo, incluido lo de origen animal. La situación es que al preferir lo procesado a lo natural es cuando viene el choque, ya que a causa de la forma de vida tan acelerada que llevamos se suele escoger lo que tome menos tiempo de preparar. Y aunque a veces no quede más remedio que esto, lo que debemos tratar en lo posible es que cuando nos sentemos a la mesa comamos de tal forma que visualizemos lo que entra a nuestro sistema digestivo.

Comer despacio, es entonces el reto. Cuando comes bocado por bocado, disfrutando tu comida, sin prisas, sin presiones, concentrándote solo en ese acto estamos dando pasos agigantados para empezar a comer saludable y con propiedad. ¡Pero esperenme! la cosa no es tan sencilla como así, ya que el verdadero reto debe tener su inicio con alimentos frescos hechos en casa. Y como mujeres, esposas, mamás y amas de casa tenemos la oportunidad de realizarlo incluyendo ingredientes de sencilla manipulación para preparar como un buen comienzo ensaladas y sopas.

Al ir preparando nuestra comida casera y al consumirla tomando conciencia de lo saludable, sencilla y deliciosa que es, nos eleva a una conciencia diferente que nos va mostrando de una manera contundente de lo bien que nos llegamos a sentir de poder ingerir una sopa de verduras naturales a una sopa Maruchan de microondas. ¿Gran diferencia verdad?

Y lo mismo va aplicando cuando comemos hamburguesas caseras a una de Mc Donalds o un agua de limón a un refresco de cola, y la apertura que tomamos al irlas ingiriendo. Poco a poco nuestra mentalidad comienza a cambiar, y empezamos sin darnos cuenta un habito más profundo, delicioso y saludable. Y vuelvo a repetir: es muy importante hacerlo sin prisas, considerando la hora de la comida con el respeto que se merece, y dejando de lado los distractores que nos impiden una buena y adecuada digestión. Comer es un momento en el cual si lo hacemos acompañados es bueno conversar, mientras no te altere, ni te aparte del objetivo principal: nutrirte. Ya que es fácil comer a las carreras y finalmente darte cuenta que no sabes que paso por tu tracto digestivo y sí te satisfizo.

Comer entonces no es tanto matarnos de hambre ingiriendo cosas que no nos gusten, como suele pasar con las dietas, sino más bien y como repito de nuevo, comer con conciencia, reflexión y serenidad, aprovechando al máximo nuestras horas de comida y dejando de lado las preocupaciones, que junto con una pésima manera de alimentarnos suelen ser las que nos hagan subir de peso. ¿Tu que piensas? Si tienes algo que comentar, sugerir u opinar te animo a que me me lo digas TODO y así de paso aprendemos juntas mas. Sigansela pues, pasando de lo lindo y les deseo un excelente inicio de semana. Cuidense y ya saben... See ya!
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1 Response to "Comida y meditación"

  1. Anónimo Says:
    30 de noviembre de 2011, 20:46

    Leí algo parecido en el libro "Las nueve revelaciones", decia que al hacernos concientes del acto de comer ganamos mucha mas energia de los alimentos.
    Tambien he escuchado que lo que comemos influye en nuestro pensamiento. De ahí la frase que dice que somos lo que comemos supongo.
    Voy a seguir buscando informacion sobre esto ultimo.
    Gracias por escribir y compartir esta reflexion :)