La Vida Se Cocina

Pues dejenme les cuento "aquí entre nos", que entre los muchos pecadillos que por ahí guardo, tengo que confesar con gran vergüenza y aflicción de mi parte, que una de mis "meas culpas" es la de no saber cocinar. Y bueno, no que sea la gran tragedia ya que conozco a mas de cinco que padecen exactamente lo mismo. Mas bien es que, siempre he creído de algún modo raro que una como mujer debería nacer con esa "gracia" de saber preparar sopas, guisados y postres, pero como que a mi de plano no se me da mucho que digamos; ¡Y vaya que dure en mi primer matrimonio casi 11 años de casada!, y con dos hijas de por medio, y ahora con mi nuevo y estrenado hubby resulta que le sigo batallando para tales menesteres.
Gracias al cielo que ya no quemo el agua, ni se me corta la leche al ponérsela al cereal, y dentro de lo que cabe hago comidas que podrían caer en la clasificación de "comestibles" y "aceptables". Y pues bueno, he de reconocer humildemente que si me gusta la cocina, y soy aprendiz entusiasta de cuanta receta, tip o consejo culinario caiga a mis manos, siendo feliz suscriptora de "Cocina fácil", y teniendo cualquier cantidad acumulada de libros que hacen el bendito intento por iluminar mi camino a la estufa de la manera mas generosa. Dado lo cual, y aun y a pesar de mi arroz apelmasado, mi pollo duro y mis gelatinas no cuajadas, sigo creyendo de todo corazón, que tengo algún halo de esperanza de poder llegar algún día a ser aunque sea, simple imitadora de Doña Chepina Peralta.
Quizás para ti sea otra cosa la que no se te da, pero lo importante no son tanto los ingredientes como la pasión que se le pone a lo que se cocine. Y aquí hago la analogía de la cocina con nuestra vida diaria al comparar cada una de nuestras experiencias vividas como recetas "probadas y certificadas":
Le habré puesto un poco de picante extra a una situación que al final, aunque me dejo quizás bien enchilada, me ayudo a verla con ojos diferentes y a tomar precauciones para que a la siguiente no me quede con la sensación de acidez o agruras estomacales.
Descubrir lo gratificante que es endulzar o acaramelizar esos eventos en familia o con amigos queridos, que aunque parecieran engordarme, mas bien son lo que me recuerdan lo bello que es permanecer rodeada de quienes amamos, y ponerles ese pequeño ingrediente extra de amor, que me levanta y anima.
Guisar a fuego lento y perfectamente cada recuerdo atesorado en mi memoria, y hacer con el un plato fuerte condimentado con cada metida de pata que hice, o ese logro personal obtenido quizás a veces, con algunas lágrimas amargas, o con cantidades de sonrisas aromáticas y que a lo largo de los años, hayan sido estos buenos o malos, fueron los que me dieron mi propio y original "sazón". O quizás como yo, habrá de repente cosas que de pronto en lugar de subir, se "desinflaron" cual pastel de principiante.
En fin, que cocinar no es cosa fácil, si lo sabré yo, pero de que existe la buena voluntad, que ni duda quepa, y la vida junto con ella es lo que me hace recordar que a veces, solo teniendo paciencia y practicando es como le podre llegar a tomar el modo, y que los atajos y las prisas no me ayudan en nada, y lo único que me llegan a ocasionar es lo que por ahí dicen las abuelas: un pésimo y desabrido platillo.
Sea que tu seas una experta cocinera, o como yo, un caso sin remedio, no dejes de seguir intentandolo tanto en la cocina (libro de recetas en mano), como en tu vida diaria y seguir aprendiendo las medidas, los pesos y las cantidades necesarias para cada situación que se presente y así conseguir, sino el resultado ideal, al menos algo que sea "digerible", así se tenga a veces que recurrir al sal de uvas o el Alka Seltzer para no indigestarnos.
Que tengas un alivianado y dulce resto de semana, y aquí levanto una copa de espumoso vino blanco a su salud, deseandoles como siempre solo lo mejor, y mas sabroso y brindando por el resto... See ya!
  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • Twitter
  • RSS