Platica de Viejas
Recuerdo bastante bien, cuando era niña (no hace tanto... creo) y llegaban de visita a la casa mis tias. Esas tias que causaban un gran alboroto desde que entraban, cual tertulia de feria de pueblo, generando todo un acontecimiento a su alrededor, ya que eran largas horas de risas, chismes y galletitas incluidas que acababamos al final totalmente agotados de tanta actividad social de sala. Para todos, menos para mi querido padre que al momento de ver nuestro hogar invadido de mujeres, salia como bala disparado a inventarse a hacer cualquier cosa, a quedarse atrapado en medio de lo que el denominaba "platica de viejas". Y es que, ¿quien de nosotras preciosas feminas no hemos disfrutado alguna vez de una sabrosa y tendida platicadita (taza de cafe a mano) con las de nuestro mismo genero?
Hay cosas en la vida que como mujeres podemos llegar a dejar de prescindir: un par de zapatos nuevos, quince minutos de siesta, perdernos un capitulo de nuestra telenovela preferida, pero eso si, jamas podremos dejar pasar una hora del dia sin que, como vulgarmente dicen, echemos chal con la comadre, vecina o amiga del alma. Y es que, como las amigas no hay nada ni remotamente parecido, ya que son ellas las que nos ayudan a sobre llevar de una manera mas agradable los conflictos diarios de nuestra existencia.
Si tu tienes al dia de hoy la suerte de contar con la presencia de alguna de estas mujeres, puedes estar tremendamente agradecida, ya que son ellas con las que podemos confiar en cualquier momento de nuestras vidas.
Dicen que las mujeres somos las criaturas mas complicadas y dificiles de entender que hay sobre el planeta, pero la realidad es que nadie nos entiende mejor que nosotras mismas. ¡Es la Ley! Y si no me quieren creer nada mas miren las evidencias:
Desde que somos chiquitas ¿quien es sino nuestra madre la que con su amor y paciencia nos escucha y deja que le contemos de aquel mocosito que nos empujo en el kinder? ¿Y quien de nosotras no recuerda aquellas juntas urgentes en el patio de la escuela con las amiguitas para discutir porque "Juanito nos hace suspirar a todas y a ninguna nos pela"?, ¡ahh! y por supuesto, ya de adolescentes, la tan esperada pijamada de fin de semana para pintarnos las uñas, ver peliculas y quizas fumarnos a escondidas de nuestros papás el primer cigüarrito. Y asi, pasan los años y vamos creciendo y nos damos cuenta que es la amistad de una amiga, hermana o vecina la que nos va ayudando a definir nuestra propia individualidad y caracter.
Y es que, como dicen mis amigis "sin chisme no tiene sabor la sopa". Y estoy casi segura que se me quedan cortas, esta (segun me parece) cientificamente comprobado que las mujeres somos criaturas de muchas palabras, mientras los hombres son mas de gruñidos, efectos de sonido y (ellos juran) escuchar. Yo la verdad lo unico que se es que, hablar es mas que una forma de comunicacion, es toda una consulta terapeutica donde podemos llegar a desahogar lo que muy dificilmente tenemos la oportunidad de contar en cualquier otra situacion.
¿Porque... quien no ama esas idas a desayunar o merendar o mejor aun, una noche solo de chicas a echarse un "drink" y de paso hablar, hablar y hablar hasta que las ideas se agotan (si es que acaso eso es posible)? ¿Habra algo mas maravilloso? Lo dudo, y es tan liberador que nos inyecta pilas para continuar al dia siguiente con el trancazo de la rutina.
Aceptemoslo, entre nosotras podremos acabarnos a puro viboreo, pero jamas nos haremos daño (mmm en alguna parte oi esto), pero lo mejor es que en lugar de tomarlo como afrenta, es la unica forma de saber que al menos no pasamos desapercibias para el resto del mundo (y las envidiosas).
Si tu querida amiga, al llegar en este punto te sientes para nada identificada, yo te pregunto a ti entonces: ¿Acaso eres de las Carmelitas Descalzas y guardas voto de silencio y encierro perpetuo? De otro modo dificil sera de creer; porque una mujer sin al menos una amiga en la vida, esta mas que condenada a vivir debajo de una piedra, aislada no solo de una vida sazonada de alegrias, sino incluso de si misma.
Y como digo una cosa, digo otra... ¡Salud por nosotras!
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