A Palabras Necias... Oidos Atentos

Hay una canción de Shakira que en una de sus estrofas dice: "Siempre supe que es mejor cuando hay que hablar de dos, empezar por uno mismo", y bueno si hay que dar un consejo entonces resulta mas que necesario no tanto conocer del tema, como haber pasado por la experiencia para verdaderamente decir "se lo que se siente", ya que de otro modo sonaría mas que falso.
En el post anterior mencionaba la falta en la que vivimos actualmente por la falta de la comunicación, y como la hemos ido cambiando o cambalacheando por otras formas que de ninguna manera se acerca a lo que es hablar y comunicar algo, y al mismo tiempo escuchar para entender lo que se nos comunica.
Eso fue lo que me paso a mi. Y recibiendo un comentario a mi post anterior, me movió a recordar y entender por que en ocasiones los resultados que en su momento me parecieron desastrosos, me ayudaron a entender los beneficios que puedo ahora recibir si es que aprendí de mis errores pasados.
Las relaciones no son fáciles, eso me queda claro, ya que desde que nacemos empezamos a recibir mensajes verbales o no verbales que nos enseñan o muestran lo que somos para quienes nos rodean, y al mismo tiempo recibir lo que necesitamos para subsistir. Al ir creciendo vamos tratando de lograr por medio de nuestros propios mensajes comunicar nuestra individualidad, y aunque a veces fallamos, seguimos intentandolo para así mostrar al mundo que aquí estamos, así tengamos incluso que gritar o hacer cualquier cosa para ser vistos y escuchados.
Hasta aquí pareciera que el resto del camino se ve sencillo de andar, la realidad es que llegamos entonces al punto del cruce donde por alguna rara razón sucede lo contrario a lo que desde el comienzo era la meta: comunicarse se vuelve tan rutinario, tan obsoleto que creemos que los demás ya deben saber lo que quiero y como lo quiero.
Y es en las familias donde nace la raíz del problema. Yo recuerdo cuando era niña que las horas de la comida eran eso: hora de comer, no había televisión en la cocina, ni periódico leyéndose en la mesa, y el tema obligado de conversación era como nos había ido a mis hermanos y a mi en la escuela, a mi madre en la casa y a mi papá en su trabajo. Y las tardes estaban para hacer tareas, jugar, merendar, meterse a bañar y antes de irse a acostar ver la ultima caricatura de la tarde. Y en todo este proceso se convivia, se platicaba y la interacción era tan común que uno se pregunta: ¿Dónde quedo todo aquello?
Por causa de la vida tan agitada de hoy ya casi no hay tiempo ni de platicar, y las actividades que antes unían hoy han sido cambiadas por otras. Los hijos se encierran en sus cuartos y se la pasan o conectados al internet, o jugando por horas el Guitar Hero o los hay lo cuales no ponen un pie en casa hasta que anochece y los padres ni siquiera por enterados.
En los matrimonios es algo similar, ya que ocupados en trabajar todo el día, ya sea en casa o la oficina, al llegar la noche lo ultimo que se tiene ganas es de conversar y saber como esta o se siente nuestra pareja. ¿Y la comunicación? Perdida en algún lugar entre el control remoto y el televisor.
¿Porqué fracasan mas y mas relaciones cada día? la respuesta es obvia pero la solución no. Yo en mi caso, permití que la falta de un conocimiento profundo de la persona con quien me iba a casar y luego las diferentes maneras de pensar y sentir, aunados a la indiferencia, nos llevaron al final a tomar caminos diferentes. Y aunque suena egoísta me siento tranquila, por que aunque hubo una oportunidad, al final pesaron mas esas diferencias y se que fue para ambos lo mas sano. Se que no debería ser así para todos pero es también cierto que es una decisión de dos no solo de uno.
Intentar de un genuino y desinteresado deseo el bienestar de la otra persona y no solo el mio, practicando la generosidad, el dialogo abierto y sincero, junto con la amabilidad, son los pequeños pero enormes detalles que harán si se llevan con paciencia a la practica, lo que nos ayude primero a tener una relación sana conmigo mismo para así entonces tenerla con los demás.
"A palabras necias, oídos sordos" no siempre debe ser la regla a seguir, porque a veces detrás de las palabras, aun las necias, esta el llamado a escuchar con atención algo que no esta funcionando como debería y que se puede con voluntad llegar a arreglarse, antes de que se conviertan en el sonido de lo irremediable.
¿Tu que piensas? Al final tu opinión es la que hace nuestra retroalimentación, así que espero me la compartas. Mientras, que tengas un comunicado inicio de semana, y este lleno solo de palabras sabias, y como en ocasiones a veces digo... See ya!
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