Cuenta Conmigo

Si hay materia escolar que recuerde con mas sentimientos encontrados esa sería definitivamente: Matemáticas. Y me consuelo pensando que tal vez no haya sido la única que paso horas amargas dentro de un salón de clases intentando comprender sumas, restas, multiplicaciones, divisiones (horror) y así siguiendo hasta llegar a niveles como el álgebra y la trigonometría que para mi desgracia y migraña me costaron enormes esfuerzos el poder, ya no digamos que me gustaran, sino el de ya de alguna manera digna y decorosa poder resolverlos para "panzar" mis correspondientes examenes. Y ahora después de tantos siglos de aquellos aciagos días de escuela, y creyendo yo ingenuamente, que por fin los había dejado atrás triunfante, descubro que aun mi vida gira alrededor de las matemáticas y el Conde Contar.

No me refiero a que me haya dedicado a la carrera de maestra de Mate pero digamos que de alguna manera rara, misteriosa y atemorizante sigo teniendo que seguir contando números en mi vida, y según creo, no estoy sola en tal asunto, ya que resultase ser que a nuestra edad nos vemos en la triste necesidad como mujeres de contar todo lo que rodea diariamente nuestras vidas:

Contar calorías para no engordar mas de la cuenta, contar los kilos de la bascula para descubrir con horror cuanto nos hemos inflado como dirigibles, contar los minutos que llevo hablando en mi celular para que no se agote el crédito y contar cuantas velitas le pienso quitar a mi pastel de cumpleaños para empezar entonces a descontar años. En fin, que contar ya se ha vuelto parte de la rutina diaria, y entre sumar dinero para comprarme ese fabuloso par de zapatos, restar deudas para no quedar arruinada, multiplicar virtudes para conquistar al hombre de nuestros sueños y dividir mi plato para no comer mas de la cuenta llego a la conclusión que mis días de colegiala siguen vigentes hoy mas que ayer.

Ya la neta del planeta es que desearía aun incluso dejar de contar borregos en mis noches de insomnio, pero pensandolo mejor y si lo examino con mas detalle, en ocasiones contar no es tan malo como parece. De hecho llega a ser divertido si me lo propongo. He aquí algunas de las cosas que vale la pena hacerles un conteo: Contar cuantas buenas amigas y amigos he podido agregar durante el transcurso de mi vida y descubrir que suelen ser mas de los que creí, contar aquellos hermosos recuerdos que al traerlos a memoria me sacan ya sea una sonrisa o carcajada porque bien se dice: "El que solo se ríe de sus maldades se acuerda" o quizás una lágrima porque así se le da ese sabor agridulce que sazona nuestras experiencias, contar los sueños tanto los que llegue a cumplir y ahora son una realidad en mi vida y los que me faltan aun por realizar y así darme cuenta lo corta que es la vida y que si no le apuro seguirán siendo solo eso: sueños. También contar propósitos y metas tales como cuantos kilómetros acumulare hoy para poder ir y participar en una carrera, cuantas paginas quedan para finalizar ese libro que tanto he ido rezagando y las horas que faltan para abrazar ese hombre que te quita la respiracion y por el que el tiempo transcurrido tiene sentido esperar.

Contar pues ya no resulta tan fastidioso entonces, es mas, a veces contar con alguien cuando todo se ve feo es de los privilegios con los que hasta yo puedo decir: ¿Sabes contar? ¡Cuenta conmigo! ¿Ya te pusiste a contar? vamos a poner manos y dedos a la obra y que lo disfrutes tanto como yo. See ya!
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